El poeta Bartolomé Cayrasco de Figueroa (1538-1610) nació en Las Palmas de Gran Canaria. A pesar de que en la actualidad su figura es prácticamente desconocida (su presencia en las antologías canónicas del período áureo es muy reducida), recibió en su tiempo los elogios de contemporáneos como Cervantes o Lope a propósito del dominio del verso esdrújulo. Las ediciones de su obra más relevante, Templo militante (un flos sanctorum en octavas reales) han dado una visión muy sesgada de la misma, impidiendo la justa valoración de su poesía. Este libro que el lector tiene en sus manos conecta la obra del canónigo con el género del flos sanctorum renacentista y con la épica culta de la época, demostrando el profundo conocimiento que Cayrasco tenía de la tradición poética, tanto española como italiana, y lo injustamente que ha sido tratada su figura con el paso de los siglos. El monumental Templo militante fue concebido como herramienta literaria de combate contra “esas profanas y fabulosas poesías” que servían de entretenimiento a los lectores de su tiempo y que estaban tan alejadas de los preceptos de la Contrarreforma.