Como todo el mundo sabe «las campanas son de bronce», pues precisan del temple de este metal resistente a los golpes del badajo y a la vibración del sonido que provocan. Con la metáfora de la campana de cristal se nos recuerda que aunque nos envistamos de corazas defensivas, si son golpeadas por los envites que la vida nos depara, la frágil protección se rompe. La campana de cristal sintetiza, en cierto modo, la paradoja de la fragilidad de muchas de las actitudes y roles que asumen los personajes de algunos de los relatos (que en definitiva no son más que lugares comunes en el comportamiento humano).