A través del estudio de un amplio número de fuentes documentales de archivos insulares, nacionales e hispanoamericanos, Manuel Hernández González reconstruye la trayectoria histórica de un hecho singular: el papel desarrollado en el Nuevo Mundo por parte de una serie de frailes isleños que buscaron su futuro al margen del control de la Corona. En los siglos XVII y XVIII y en la primera década del XIX, un elevado número de regulares canarios cruzaron el Atlántico con el objetivo de alcanzar sus posibilidades de futuro en la América colonial. Considerados por el Papado como americanos, excluidos de la política misional por parte de la Corona, deambularon por tierras indianas jugando un notable papel en las luchas entre religiosos criollos y peninsulares, aliándose generalmente con los primeros. Algunos de ellos se enriquecieron con sus negocios y actividades, legando rentas que permitieron la subsistencia de sus comunidades. Una vida que se reconstruye en esta obra y que ofrece una perspectiva inédita sobre su contribución a la forja de la sociedad colonial americana