No son héroes los personajes de estos relatos, no son capitanes que hayan ganado una sangrienta guerra, es gente a pie, inmersa en la lucha cotidiana de la vida. Son figuras ejemplares. Ejemplifican, pero no son ejemplo de nada. Viven la vida como pueden y la desviven a su manera. ¿De qué manera? Esa es la clave. El narrador, como desde un montículo, observa las posiciones, las trincheras, las escaramuzas. Baja y se entremezcla con todos. Observa y se observa, pregunta y se pregunta. Describe en el paisaje los paisanos. La realidad supera a la ficción. ¿Hay caricatura? La vida en mayor o menor medida lo es. Solo el final es trágicamente serio. Durante cuarenta años vivimos una dictadura. Sobrevivimos. Soñábamos la democracia. ¿Era esta la democracia que soñábamos? Llevamos ya, inmersos en la lucha por la vida, cuarenta años de democracia. ¿Sobrevivirá? La Naturaleza no muestra deseos de seguir soportándonos. ¿Sobreviviremos?