En efecto «este no es un libro de cocina», como afirma el prologuista. Pero lo que se videncia es que su autor no traga la historia fiel que nos cuenta, aunque tengan que comulgar con ella todos los españoles y parte del extranjero.
Un menú que empieza con unos entrantes de historia monárquica, de mano de la casta de los Borbones, para acabar en un nacionalcatolicismo que perdura y arrastramos no sólo en la cultura política. Sino que además se transmite de generación en generación de mano del miedo y la sumisión aportado por la gran complicidad de la iglesia católica.
Este libro, que no pone «fin» al término, es evidente que muestra desde el principio la óptica del autor que, seguramente, es compartida por muchas personas y tiene un claro Fin. Así, a lo último se plasma la posición de un juramentado que no duda en dejar claro que no son para comer las ruedas de molino y que la misión que se encomienda es chocar frontalmente con lo que considera vetos a las libertades y lastres al progreso.