Un grupo de españoles, residentes en Bruselas, discute, con obstinación y vehemencia, sobre asuntos relativos a sus vidas. El lugar de encuentro es el bar Caprino, no lejos de la Gare du Midi, en el barrio de Saint Gilles, del que son asiduos parroquianos. Ello da motivo para que alguien, pretendidamente más fino, se queje un día, en páginas del periódico de la colonia, por causa del ruido ensordecedor que reina en el bar, tachando su ambiente de ordinario, barato y soez.
La indignación cunde en el local y el grito de protesta se eleva por encima del tono puntual de estridencia y exasperación. Ese día se forma una trifulca tremenda, en la que este hombre está a punto de ser descalabrado de no ser por la oportuna intervención de la policía, que fue avisada a tiempo. En el interrogatorio a los presentes se descubre aparentemente quién es quién en esta historia, con lo cual se restablece entre los contertulios la paz y la armonía, que es característica de su buen entendimiento.