El conformismo y la aceptación matan la imaginación, y con la imaginación muerta sólo podemos sentir, actuar y pensar como máquinas, colaborando con la involución que tanto nos degrada, en el atasco diario donde se atropella la dignidad y se convierte uno, y todos los demás, en míseros miserables. La alienación nos transforma en zombis, en esclavos de todo lo que se nos impone o nos ocurre… Afortunadamente existen ventanas, las ventanas son como fotografías de la vida cotidiana de cada casa, de cada rincón… Las ventanas son las que hacen posible la luz —que es la vida—, las que ventilan o conservan el calor; son el nexo entre lo privado y lo común, son entrada y salida de lo real, como esa señora gritando por sus hijos, esa vecina que consciente o inconscientemente se desnuda en la penumbra, ese ladrón que aprovecha tu despiste para asaltar tu hogar… Hasta en el mundo informático todo consiste en abrir y cerrar ventanas… Por eso este libro esta dedicado a todo aquel que quiera asomarse-mirar.