Noa no es una humana cualquiera. El destino ha querido que su nacimiento devuelva el ritmo normal al tiempo, que se ha detenido en Marinia. Será un signo decisivo para la vida de los marinios, sobre cuyas cabezas se batirán, una vez más, los dioses del cielo y de los abismos, desatando fuerzas cataclísmicas.
Por ellas emergerán dos nuevos volcanes de las entrañas de Marinia, cuyas temibles siluetas vendrán a desafiar a la del mismo Teide. Pronto, cundirá el odio entre los hombres, que se lanzarán también a una guerra de insospechada virulencia.
Los dioses que rigen el tiempo habían advertido de las consecuencias que esa lucha tendría para todos. Sólo Noa, provista de una cualidad muy especial, un don distinto a la razón y los sentidos, que le permite comunicarse con esos dioses, parece ser capaz de evitar que los marinios reproduzcan los errores del pasado.