Una estela surreal envuelve la escritura vigorosa de Ricardo García Luis para afrontar una realidad adversa y soñar otros mundos posibles. Hay que dejar constancia de los tiempos difíciles y en ello juega un papel fundamental una conciencia despierta a guiños hacia el exterior para escapar de la tiranía uniformada. Entonces el recurso de las claves oníricas se hace necesario, surgen complicidades desconfiadas, entre las conciencias de luz, y la soledad como compañía segura. En estos veintiocho relatos tenemos una diversidad de ricos acontecimientos que dibujan en la memoria un trasfondo de complejas relaciones, deriva de las pocas manos que dominan los recursos. Desnuda las ambigüedades que pretenden pasar desapercibidas en el juego de lo teórico y de hecho fiel servidor del poder. La desesperación llega a tal punto que desemboca en la autodestrucción, como en el magnífico relato «La espera», la esperanza en otros horizontes entra en una noche sinfín. Cuando los miedos inundan la vida cotidiana, el tiempo se encarga de desvelar las verdades. Las dobleces de las creencias religiosas, las dudas de vivencias familiares en la aventura de la emigración, el deseo de imposición por el peso del pasado, una guerra con vencidos invisibles que sólo reaparecen en los silencios… una alegría vital late en todos los relatos, aunque tenga sabor a derrota, con una carga de liberación emocional que cada historia retrata en una literatura de la vida.