Narrada por un escribano, un cronista, un versador, un artista pop, un filósofo posmoderno o un lector perdido en su etnicidad, el personaje, Robin Fly, recorrerá un cosmopolita escenario hasta llegar, atónito y exhausto, a un Valle de los Embalsamadores donde esfumar su ánima por entre viejos caserones de una isla, la isla de nuestra imposible memoria.
En Los lunares del césped se circunvalan todos los argumentos hasta afincarse el lenguaje y la antiestética. Los lunares del césped es la continuación de La Yerba Negra y La Nube Especular. Se trata de una novela étnica en la que tienen protagonismo y cabida los emigrantes, las baterías de costa, los exiliados, los misterios clericales, los corsarios histriónicos, los indígenas, los filósofos y las voces marginales. La novela histórica puesta del revés: con primitivos embalsamadores o espías literarios asistidos por antipsiquiatras; fauna humana que se debate entre sincronismos, teorías cíclicas, investigaciones tropológicas, humor y crudo realismo; en el Auberge los personajes revelan nuestra paradoja de perpetuos turistas, transeúntes, pasajeros en tránsito o ciclistas que cubrieran metas volantes sin alcanzar jamás la decisiva.