El destino poético de A golpes con la palabra se sumerge en un meta-lenguaje creado por el propio autor para hablar de poesía, de la unión de las letras, de la idiosincrasia del verso y de su proceso creativo. El poeta juega con vocales, consonantes, sílabas y versos en una primera instancia, para convertirse en un mazazo después. El viaje es lo más importante y el dolor del yo poético aflora detrás de cada poema. La simbiosis es perfecta, las palabras desde que nacen o son creadas por el autor tienen un destino, que no es otro que la medida justa para proyectar un mundo propio y muy particular. En eso radica la importancia de este poemario donde Manuel Díaz García aborda desde un análisis exhaustivo del lenguaje, su poesía y todos esos abismos por los que pasa su vida. El dolor es humano, y se hace más perceptible a partir de cada poema, el lugar común para dicho propósito, no es otro sino el lenguaje en si mismo, y las letras son el germen de todo este misterio, para desembocar al final, en lo que el autor denomina la palabra exacta.