En Un ron doble Miguel Ángel Díaz Palarea se adentra en la descripción y denuncia de la realidad social canaria en un relato situado en torno a 1975. El personaje central, Saboro Sombra, no puede olvidar a su padre muerto en plena juventud y la desgracia que persigue a su humilde familia. Es como una maldición que los obliga a padecer las coces de los marqueses en sus propias narices. Ha dado la espalda al conflicto del agua, pero ahora, su rabia ha florecido con ese ardor de los de abajo, de los que están para servir, para quitarse el sombrero, para reír los malos chistes y aguantar impertinencias de los que usurpan hereditariamente todos los recursos. Vamos a saber de lo que es capaz el hijo del Manchado, pues aquí se relata el problema del caciquismo y el agua en Gran Canaria y aunque la ley se hace para todos, por desgracia, se aplica sólo a unos pocos con la brutal severidad que precisan los escarmientos. Un enfrentamiento entre la visión del pueblo y la visión e intereses del colonialismo español en un complejo entramado de relaciones que gravitan desde el desprecio hasta el amor.