Pilar Luque Plasencia falleció el 19 de enero de 2016, un día antes de la celebración del patrón de los arqueros, San Sebastián. Una significativa casualidad más dentro de una larga serie de inusuales episodios que marcaron la vida de esta palmera que puede ser considerada la deportista más importante que ha dado la Isla, la principal arquera de Canarias y una de las diez mejores del ámbito nacional. Hasta los 21 años vivió en la calle Montecristo de Santa Cruz de La Palma y a partir de entonces marchó a Tenerife, donde discurrió el resto de su vida.
La protagonista de esta historia cogió por primera vez un arco y una flecha el 6 de enero de 1999, cuando tenía 48 años y en 2001, gracias a una inusual mezcla de instinto natural y capacidades extraordinarias, se convirtió de forma simultánea en campeona de España y de Veteranos. Una conjunción de títulos que resulta inédita en la historia de este deporte y que junto al de número uno de Canarias, revalidaría varias veces a lo largo de su asombrosamente fructífera carrera que duró 16 años. Con el equipo nacional participó en el Gran Prix de Turquía, en Ámsterdam, Madrid y en Polonia. Fue la primera mujer que logró ser maestra arquera en Canarias, ostenta el récord nacional en los tiros a 40 y 25 metros, todas las recomendaciones FITA y se calcula que ganó alrededor de 500 trofeos.