Obra dispersa, de pensamiento informal y desmembrada estructura, no sujeta a preceptiva determinada, en cuyo contexto pronuncia Facundo su discurso, mediante el cual expresa su opinión, por sentimiento o razón, de cuanto observa en torno.
Hombre que rechaza el tedio y la rutina, siente necesidad de viajar y residir en distintos países, con preferencia hacia aquellas ciudades de peregrino andar en juventud; así lo vemos deambular por calles, plazas y bulevares de Londres, Bruselas, París… donde establece su comercio inextricable, con objeto de recreo y ocio más que subvenir a su diario sustento.
En mitad de su extensa reflexión se le aparecen sus fantasmas, que toman figura en los personajes que a lo largo de la obra lo acompañan: sin previo aviso, intervienen, en contradicción o constancia de cuanto Facundo expresa, respecto del autor de ésta y otras desnovelas, conforme las cataloga, tema que versa sobre lo que, a unos y otros, en síntesis profunda, preocupa, inquieta y alerta, tras formular algún pensamiento indisciplinado, ex-puesto mientras prospera su intransferible discurso.