La Quinta Bella Vista nace como un desahogo vital, una catarsis que en un momento de mi vida me conectó conmigo misma y mi fuente creativa.
En el segundo año de trabajo con la novela y con un viaje a Lisboa que nace de la casualidad, descubro la historia de un pueblo y su revolución incruenta, que no solo remueve los cimientos de una sociedad castigada por la dictadura, sino que se rebela desde el interior de sí misma hacia un sueño: la vida en libertad. Esta revolución, que culmina con la bella fotografía que recorrerá el mundo de los claveles rojos en la boca de los fusiles, inspira en mí una imagen que conecta perfectamente el movimiento interno que yo misma y mis personajes están viviendo.