En torno a 1730 las exportaciones de vino malvasía a Inglaterra decaen por completo originándose una grave crisis en la economía canaria, que se agrava por la dificultad de venta de los aguardientes en el mercado caribeño. Las elites insulares encuentran en el vidueño la salida de sus producciones, que tendrá como destino a las Trece Colonias Norteamericanas. Se abre con ello una época de notables intercambios entre el Archipiélago y los Estados Unidos en la época dorada de la Ilustración, que se traduce en estrechas conexiones mercantiles e ideológicas en ambos lados del Atlántico. Esta obra aborda el estudio de tales relaciones desde una perspectiva atlántica, porque entiende que sin esa perspectiva global no podrían ser nunca entendidas. Estudia las redes mercantiles originadas no solo entre ambos territorios sino en todas las colonias americanas y en Madeira, por la compleja ensambladura de todos esos mercados y se detiene en el examen de personalidades isleñas como Ruiz de Padrón, Eduardo Barry, Cabral de Noroña, los hermanos Lugo Viña o Diego Correa, entre otros, que residieron en los Estados Unidos y que traslucieron sus influencias en su forma de pensar y de ver el mundo.