Leyendo estas páginas uno se da cuenta de los muchos acaeceres o sucesos que tienen su importancia y que, sin embargo, parecen condenados al olvido. Y nos recuerdan cosas que ya sabíamos, acontecimientos que pasaron a nuestro lado y que, a veces, hasta toparon con nosotros.
Existen en este libro otros aspectos que conviene destacar, principalmente, en su aspecto material, lo cuidado de su confección, su alta calidad, que, sin acaso quererlo, nos retrotrae a tiempos de atrás, en que nuestros libros estaban confeccionados con una desesperante factura provinciana, inferior, defectos no atribuibles totalmente a la falta de gusto y de maquetación, por decirlo de algún modo, sino que posiblemente factores de tipo económico influyeron en ello. Es un descanso tener entre las manos un cuidado libro de este tipo.
Pero en realidad, como es natural, lo que más interesa al lector es su contenido, por más que su presentación contribuya con su apariencia buena a aumentar su aprecio. Conocida es la poderosa voz de Víctor Ramírez, tronante en cantidad cuando habla del las islas, unido como está a ellas no únicamente por ser su tierra, sino por el contenido del paisaje, de las gentes que las habitan y de sus dolorosos problemas.
Todo tipo de problemas desde los del anónimo pueblo hasta los de personas conocidas, desde los ya desaparecidos desde muy antiguo hasta aque-llas que aún tuvimos ocasión de conocer.
Sigue pues Víctor Ramírez recorriendo los grandes, y a veces también los pequeños, sucedidos y personajes que surgen, al fin y al cabo, como un hecho natural, de los diversos roces y desarrollos a que inevitablemente, por irremediable ley, nos vemos abocados.