El Bicho malvive por las noches en lo alto del barranco, aferrado a una bolsa de pegamento, a la espera del desprecio, las ratas y la asfixia. Por el día, se arrastra por las calles de Santa Cruz, escondiendo la mirada, buscando una cerveza, algo de comida… y una ferretería abierta donde comprar una lata de pegamento; pero sobre todo, persiguiendo inconscientemente a Ana; los ojos verdes de Ana. El Bicho apenas se comunica; lo justo para ganarse unos euros a cambio de cualquier sórdida demanda.
Un día se ve envuelto en un desgraciado robo y comienza para él una carrera sin retorno plagada de chulos, muertes e insólitas situaciones. Los días se suceden míseros e inmisericordes en una ciudad que muestra su jeta más fea. Solo el pegamento calma su infierno interior hecho de desesperanza; una realidad que apesta a vómito rancio, putas adictas al caballo y hippies que han renunciado a todas las flores. Sin saber cómo, sin buscarlo, dejándose llevar, el Bicho acaba siendo el centro de atención de demasiada gente. ¿Podrá salir nuestro antihéroe de un destino fraguado sin su consentimiento?
Tarek Ode nos conduce en este descenso a la ferocidad normalizada haciéndonos experimentar una sensación de asfixia que por momentos nos deja sin aliento.