Las historias de Pepillo y Juanillo son casi como las de Asterix y Obelix; son prototipos de historias sacadas desde el mismo rincón de los recuerdos y desde las más insignificantes minucias escondidas en la memoria histórica de cada cual. Por eso creo que es muy rico que se cuenten historias de Pepillos y Juanillos, para que de alguna forma, podamos reconocernos en una identidad perdida que Jesús Manuel ha sabido rescatar desde su propia sorna, desde su cultura aprendida a borde de camino, entre cabras y trigos, papas y atarjeas, dulas y quintales. Todo lo demás es fruto de la memoria y, por qué no, de la imaginación de cada cual.