En El Credo Guanche prevalece más lo que se dice que la forma de decir, se trata sobre todo de una poesía mitinera, de choque, que intenta plasmar el sufrimiento y el dolor de una colonia, en los últimos años de la dictadura en la metrópoli. Era desesperante comprobar cómo solamente unos pocos alzaban su voz contra el dictador que moría tranquilamente en su cama sin que nadie le inquietara. Al final, los amantes del dictador y de la dictadura, se hicieron demócratas y siguieron gobernando. Entre tanto, al poeta no le queda otra alternativa que seguir depositando sus denuncias sobre el papel, seguir lamentándose ante el universo de los atropellos isleños, poco más puede hacer. Seis ediciones de El Credo Guanche, justifican la vigencia de estos versos; el paso de los años solamente mantiene sobre estas islas y sus habitantes un río doloroso de injusticias, pero Ánghel Morales todavía sigue mirando al horizonte donde cree ver la futura libertad de su Patria Guanche. Amén.