Margueritte es hermosa y horrenda. Es honrada y es injusta. Tiene fe y tiene miedo. Y Vincent. Y Aziz. Y Janis Joplin. Y Bessie Smith. Y Hitler. Historias disímiles con demasiados puntos en común.
Esta azorada existencia dota a los individuos de cualidades particulares, aunque universales, que lo mismo pueden asomarse como virtudes que consagrarse en una dañina tara. Sólo las inexorables circunstancias que abordan a cada uno se encargarán de colocarnos intermitentemente a un lado y otro de la balanza sin llegar a ocupar nunca ninguno de los dos. Una trama que exhibe las dobleces y contradicciones que anidan en cada ser humano. Nadie es sólo lo que parece.