A veces, mantener al cuerpo en pie, supone una lucha mortal del individuo, un combate por esclarecer quién será el verdadero triunfador sobre las cosas que te rodean, sobre los objetos que nos limitan. Estamos así, alzados en vuelo pendular, como un reloj lo hace al borde de la nada, en busca de una razón que nos devuelva a la vida. Pero he aquí ese cuerpo que descansa sobre tu cuerpo. Entonces, retorna lo vivo. Se cruza la bóveda celeste como materia no visible que atraviesa la energía. Pues estamos aquí para luchar: como un mendigo lucha por un trozo de dignidad. Y así es como hoy se presenta el autor al mundo: desnudo, con sólo unos poemas en el bolsillo y un sueño: tú.