Estas páginas cumplen con creces los requisitos esenciales del cuento: el carácter narrativo, la brevedad del relato, la sencillez de la exposición y del lenguaje y la intensidad emotiva que ha de cautivar al lector.
Jesús Hernández García se cuida de no divagar y de no incurrir en preciosismos de estilo.
En excursiones, en actividades escolares al aire libre, en el intento de cultivar y hacer efectiva la relación de alumnos y amigos con el campo y la naturaleza, la vena literaria fue haciendo acopio de experiencias y situaciones hasta impulsar al almacén de la memoria todo aquello que, sin grandes pretensiones, podría contarse algún día, así: sin alharacas y sin demasiados retoques. Como tiene que ser.