Aniano no se aparta apenas de este lugar. Su extremada obsesión lo hace rondar una y otra vez calles, plazas y avenidas del entorno, persiguiendo incansable la visión de Márgara. Pero, ¿quién es Márgara? ¿Es una mujer? ¿Un símbolo? ¿Ambas cosas a la vez? Quién sabe. Idaira trata de entender su significado a través de los escritos que ha dejado detrás su tío Aniano. Al final, nos lleva de la mano a quien cree que debe de ser ella. Respecto de Aniano, ¿quién es? ¿Se trata del hombre que sufre por el desdén de la mujer que ama? ¿Se siente acaso decepcionado por la incomprensión del medio en que discurre su vivir? Su crítica a la sociedad santacrucera no es en absoluto diatriba, y, aunque su discurso es acerado, el calor humano que desprende es, sin duda, digno de elogio y de supremo alcance.