¿La masonería fue exclusivamente republicana o de izquierdas? ¿Contribuyó a que España fuera neutral y no se aliara con los nazis en la II Guerra Mundial? Sobre estas dos preguntas se construye El águila de San Juan, protagonizada por el marino y masón Gerardo Martel. Su peripecia se inicia el 18 de Julio al colaborar por azar, en Las Palmas de Gran Canaria, en poner a salvo y fuera de territorio español a Carmen Polo y su hija.
Martel es movilizado, seguidamente, por la Armada para participar en la guerra civil, pero lo sucedido la noche del alzamiento militar y su condición de políglota lo libra del frente. Participa en el conflicto como traductor del Gobierno de Burgos y, en la posguerra, es uno de los hombres de confianza del ministro Blas Pérez.
Desde esta posición y por conducto de la masonería inglesa, contribuye a que los británicos conozcan detalles del encuentro de Franco y Hitler en Hendaya. Pero su colaboración más decisiva fue transmitir el mensaje que el dictador enviaba a Churchill a través del famoso actor Leslie Howard, que no pudo cumplir su misión al ser derribado por los alemanes el avión que lo devolvía a Londres.