En esta novela no se trata tanto de lo que ocurre como de lo que existe, de qué manera dos estratos sociales chocan como placas tectónicas. Todo esto, más que narrado, es observado desde su locura, o desde su fantasía, o desde el monitor de su televisor, por Isaac. Si tuviéramos que catalogar a un narrador que se extralimite en la labor de lo que conocemos como «narrador cámara», que sobrepase los límites recomendables de la objetividad, ahí encontraríamos a nuestro protagonista.
Tanto él como el resto de personajes, más que contar una historia describen una situación… Incluso Carla, tal vez de todos ellos la menos relevante, la más desapercibida e incluso prescindible, importa. Esa es la explicación del título. La explicación de todo el resto ya no entra en el terreno de un novelista, sino de un teórico social, y en ese momento es cuando acaba lo que es literario y comienza el mundo en que vivimos.