Luis Rodríguez Figueroa dedicó su vida por entero al servicio de los demás y, a pesar de ello, tuvo tiempo para sumergirse en la narrativa, el periodismo y, particularmente, en la creación poética. Su visión universalista se suma al amor que el poeta sintió por su tierra madre, cuyos orígenes no dudó en otear entre la niebla del mundo clásico, al igual que contemporáneos suyos como Manuel Verdugo, en su búsqueda del origen de la propia «universalidad» insular. La presente muestra antológica tiene como finalidad suscitar el interés de los lectores sobre un universo poético que, sin duda, ha de ser analizado con amplitud, rigor y esfuerzo, ya que bien merece la pena dar a conocer a las nuevas generaciones la relevancia de un creador como Rodríguez Figueroa, cuya originalidad trasciende claramente el marco estrictamente local.