Amparo Walls Hernández va a cumplir 94 abriles y ahora tiene mucho tiempo para pensar y recordar, como les ocurre a todas las personas mayores que van perdiendo las fuerzas físicas necesarias para ocuparse de los quehaceres cotidianos, pero conservan intacta la lucidez y la inteligencia. Recientemente, a instancias de dos de sus hijos, empezó a redactar sus recuerdos. ¿Para qué? Pues para experimentar muchas sensaciones dormidas, darle movimiento al cerebro y voluntad al vivir. Pero sobre todo para regalar a sus hijos, nietos, bisnietos, descendientes y lectores este ramillete de aromas del pasado, este airecillo fresco. Para que con los sabores y los olores de otras épocas recuperemos la ternura que aún late y parpadea en nuestro interior haciendo resurgir el familiar y entrañable tesoro de ideas e ilusiones.