De Darwin a Dolly y con las mejores intenciones es un bosquejo de la trayectoria del ser humano en su indagación acerca de cómo mejorarnos a nosotros mismos. En este sentido la investigación no ha concluido, comenzó con la selección natural, pasó por el movimiento eugenésico y hoy por hoy, con la clonación, estamos a las puertas de la selección artificial.
Hasta el desarrollo de la biotecnología, el hombre era el sujeto, y la naturaleza era el objeto del dominio técnico. Con la llegada de la técnica biológica el hombre puede ser ahora objetivo directo de sus propios experimentos. Así volvemos a tener presente el principio moral de que no todo lo que se puede hacer (técnicamente), se debe hacer.
El control genético del ser humano plantea nuevas cuestiones éticas, cuestiones para las que no nos han preparado ni la práctica ni el pensamiento anterior.
La autora no propone una vuelta atrás, propone una invitación a reflexionar críticamente sobre el uso de la ciencia y de la técnica, sobre la elección de sus fines, sobre la preeminencia de ciertos valores morales y quiere recordarnos que ser distinto no significa necesariamente ser mejores o peores, significa ser diferentes. Y las diferencias nos enriquecen.