La poesía de Cecilia Álvarez está siempre envuelta en un hálito de sensibilidad, que la signa y la distingue. Su escritura desvela «lo que el amor esconde» y lleva de la mano al lector, con delicadeza y sabiduría, hasta asomarlo a ese «cristal de la memoria», a cuyo través puede contemplar lo mejor de su envés: el verso palpitante, colmado de verdad.