De tonos intimista e intenso, inmersos en un punto de vista barroco, esta novela, El unicornio dorado, penetra el laberinto de una existencia humana que el lector irá descifrando a través de los recuerdos de infancia, símbolo, parábola, metáfora y metonimia del mítico unicornio; el amor y sus derrotas y el destructivo discurrir humano del paso del tiempo. Dos tiempos paralelos de la narración, aunque distantes, elevan en espiral las conciencias de Carlos, Carmen, Julio y Laura para dotarlos de una perspectiva cuajada de desalientos. ¿Los seres se buscan para evitar la soledad?, ¿se rechazan porque no saben amar?, ¿se duelen para sentirse vivos...? Conducida por ese intimismo barroco que nunca pierde autenticidad a lo largo de sus páginas, la narración nos brinda una visión de la vida del protagonista, y de las de su entorno, que no dejará de impactar aún tras virar el lector la última página, pues la fuerza de su magia perdura como el recuerdo de una experiencia plenamente sentida y vivida.