IDEOLOGÍAS Y DESMANES POLÍTICOS

Conocerlo a Víctor Ramírez, sí lo conocía, aunque no todo lo que había escrito estaba en mi memoria. Al encontrarnos, descubrimos que coincidíamos en muchas ideas, especialmente sobre cómo las cosas van mal por culpa de unos pocos. Tras varias copas de vino, entramos en confianza, y aprendí de él a expresarme sin enredos.

Cuando leí su libro De aquella zafra, sentí una conexión profunda, como si regresara a mi infancia, recordando el habla perdida. Le agradezco por ayudarme a reencontrar esa raíz de mi lenguaje, que había olvidado por influencias de otros escritores. Su libro me recordó lugares y momentos de mi juventud, de la libertad que crece en los pueblos pequeños.

Aunque uno envejece, me consuela saber que el mundo está en manos de gente como Víctor, cuya escritura es un refugio en tiempos difíciles. Gracias por darme el consuelo de regresar a ese mundo perdido y por hacerme revivir recuerdos y emociones que creí olvidados.

Te agradezco mucho, amigo, por De aquella zafra y por tu amistad. Aquí me tienes, releyendo tu novela, con un fuerte abrazo de…
Carlos Pinto Grote.