Debido a su posición estratégica, La Habana se convirtió a partir de 1561 en escala obligada de las flotas que hacían la Carrera de las Indias y se disponían a emprender viaje a la metrópoli. Pasó a ser el objeto codiciado de corsarios y flotas enemigas y hubo de transformarse en plaza fuerte cuya población creció constantemente. El puerto como eje, la estadía de la flota y el arsenal como referencias: he ahí el origen de todas las actividades y de la primera prosperidad que conoció La Habana antes que el oro blanco y el trabajo negro la convirtieran en el primer mercado azucarero y en uno de los mercados de esclavos más significativos del Nuevo Mundo
En este libro, el profesor Piqueras Arenas nos muestra el crecimiento y las actividades de la capital cubana durante el período colonial, y, a través de varios textos, nos acerca a algunas visiones que de ella obtuvieron destacados viajeros, como Humboldt, emigrantes y administradores de la colonia.