La Laguna sufre importantes transfor-maciones agrarias en los primeros sesenta años del siglo XIX. Las importantes, por su riqueza, suertes de propios se transforman definitivamente en este período en propiedad individual. Lo mismo sucede con las tierras de la Iglesia, que se privatizan como consecuencia de las desamortizaciones. La nobleza mantiene sus propiedades, mientras algunos labradores y componentes de la burguesía agraria incre-mentan sus propiedades y controlan el poder municipal. Asimismo, la cercanía de Santa Cruz y su crecimiento tras convertirse en la capital provincial, permite que aumente el número de propietarios de tierras de La Laguna avecindados en ese municipio.