Materia en viernes. Materia en ascenso. Materia en plenitud. Materia en descenso. Materia en olvido.
Eran los ciclos; había que vivirlos. Que ser en ellos todo lo que se pudiera ser y estar dispuesto al paso acompasado de los siglos.
No había más. No había por qué haber más, porque había habido el ímpetu del pincel y el cincel; el trazo de la armonía y la plenitud pletórica de la palabra.