Huir parece ser propio de los cobardes, sin embargo, este hecho exige la dolorosa determinación de abandonar el camino recorrido, ya habiendo sido éste tortuoso o en apariencia benévolo, y abrigar el sacrificio que acostumbra agigantarse con la presencia de la duda. En Soledad Amores los personajes huyen; huyen de su pasado que siempre está presente con la fe como único alimento. Pero luego está el renacer como nuevo individuo. Y ese resurgir, al igual que toda nueva vida, está colmado de optimismo. Quizás sea este optimismo algo que caracteriza las obras de este autor tinerfeño. La entrega de oportunidades de la que gozan sus personajes literarios, esa oportunidad de poder escaparse de uno mismo y florecer como ente nuevo, sin duda, es un rasgo inconfundible en las obras de Omar. Soledad Amores se presenta como una novela urbana en la que se analiza las posibilidades de los diversos tipos de relaciones humanas y espirituales con las que se entarima la base de una sociedad que, como toda buena ficción, es abrumadoramente real. Las múltiples historias que comprenden esta novela se van entrecruzando, siempre con ese atractivo andar laberíntico, edificando una polifonía de seres que marchan en una procesión hacia la verdad que el miedo suele esconder.